El día 29 fue el primer
día de visita a Edimburgo. La ciudad es muy monumental y conserva
bien edificios antiguos con las características de los mismos. La
zona antigua es bastante extensa. Era muy interesante descubrir a
cada vuelta de la esquina edificios magníficos. Abundaban también
las iglesias, aunque aquí muchas de ellas ya no se destinan al culto
sino a albergar bares, restaurantes, salas de conciertos (y no
precisamente de música religiosa) y hasta hoteles. Y esto en
iglesias que por lo grande que son podrían pasar por catedrales.
La mañana lo dediqué a
visitar parte de la ciudad antigua. Aquí no había un río que
dividiera la ciudad, aunque uno si que tenía aunque quedaba algo
alejado del centro. El puerto también quedaba alejado del centro.
El punto principal de
visita es el castillo, que queda sobre una colina dominando todo, Era
bastante caro (unos 20 €), así que no entré y me limité a verlo
por fuera aunque la verdad no era mucho lo que se podía ver ya que
estaba rodeado de murallas.
Edimburgo es una ciudad
muy animada en la que se yo hablar bastante español, no solo
turistas, sino también gente que se ha venido a vivir aquí desde
España.
Las calles de la zona
antigua están empedradas y una cosa que tiene de interés son los
patios de las viviendas, a los que se accede desde la calle por un
estrecho pasillo.
El día resultó fresco y
si el sol se ocultaba hasta se pasaba un poco de frío. Esto yendo
todo el rato con una chaqueta. Algo de aguilla cayó aunque no fue
mucho. De todas formas siempre hay que ir cargando con el paraguas
porque en cualquier momento puede ponerse a caer.
La visita transcurre
entre iglesias, plazas, antiguos pubs y edificios administrativos de
épocas antiguas.
Una cosa interesante es
que la mayoría de los museos son gratuitos, aunque yo no entré a
ninguno de ellos pues prefería ver el ambiente de la ciudad.
La mañana la terminé en
el parlamento escocés, que ya era un edificio moderno y hasta
diseñado por un catalán.
Durante la vista se podía
ver de cuando en cuando algún gaitero o banda de gaiteros tocando
ataviados con el traje tradicional escoces de la falda.
Después hasta el
albergue a comer y a echar una siesta. El albergue está algo alejado
del centro, se tarda unos 10-15 m.
Todavía me quedaba parte
de la zona antigua por ver, pero lo dejaría para el día siguiente.
Por la tarde, comienzo de
la visita a la ciudad nueva que ya quedaba mas céntrica. Parte
estaba destinada a zona comercial y aproveché en una librería
grande que había para comprar una guía turística de Gales (en
inglés) que era la que me faltaba por comprar en España ya que no
encontré ninguna.
En la ciudad hay varias
colinas, y esta tarde subí a la que quedaba mas cerca del centro
(Carton Hill) desde la que se podía observar bastante bien la ciudad
y a lo lejos el mar. En la colina había varias construcciones de
tipo clásico, una de ellas imitando el partenon de Atenas.
Como comenté antes no
hay río que pasa por el centro, pero hay una depresión en la que
hay un parque y las vías del tren que sirve para separar la zona
antigua de la nueva.
Como transportes públicos
la ciudad cuenta con buses, pero creo que están implantando una
especia de tranvías pues algunas zonas se las veía electrificadas y
colocando raíles.
En las zonas mas
residenciales se podía ver por dentro algunas de las casas a través
de los cristales y sorprendía la amplitud y altura de las estancias.
Los salones eran impresionantemente grandes y de bonita decoración,
algunos de ellos empapelados.
Hago un inciso para
comentar que la guía de viaje que estoy siguiendo es la Guía viva
de Escocia de Anaya Touring.
Una vez anochecido me
acerqué de nuevo al supermercado Tesco a comprar algo mas de comida
para los próximos días y al albergue a cenar y a dormir. Esta noche
tenía 2 compañeros cuya procedencia desconocía.
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