lunes, 3 de septiembre de 2012

Tercer día de visita a Calcuta, viaje a Benarés y primer día de visita a la ciudad

El día 30 fue el último día de visita a Calcuta y a última hora de la tarde cogí el tren nocturno que me llevaría hasta Benarés.

Dado que el día anterior me quedaron bastantes cosas que ver en la zona en la que había estado pues lo aproveché principalmente allí. Lo primero fui a desayunar en el mismo sitio del día anterior. Esta vez no me pusieron chocolate caliente y salió algo mas económico. Después cogí un taxi (que me cobré bien según taxímetro) para acercarme hasta la estación central en donde dejé el equipaje en la habitación guardaequipajes. Esta vez no hubo que pasar el escaner con lo que había que depositar. Como curiosidad, tu mismo lo colocas en donde quieras dentro de los huecos que queden libres, así luego a la recogida sabes en donde está.

Desde la estación de trenes, para ir a la ciudad ya os comenté que hay que atravesar un gran puente de hierro sobre el río Hoogly que lleva un buen rato andando. Dado que la zona por donde iba a ir quedaba no muy lejos de donde termina el puente, pues fui andando. En el puente se ve multitud de gente yendo de la estación a la ciudad y viceversa, muchos tirando de carros con mercancía o con esta sobre la cabeza. En ambas orillas hay ghats en los que la gente se suele bañar aunque el río baja con el agua bastante revuelta y hay mucha suciedad. En la orilla de la ciudad hay un bonito y colorido mercado de flores para las ofrendas de los templos. Estas flores sueles ser de un llamativo color naranja y con ella se hacen collares y otras composiciones para las ceremonias de los templos.

Una vez traspasado el puente se enlaza con la calle Mathama Ghandi que junto con las que parten de ella transversalmente es un hervidero de puestos que forman un bazar bastante interesante siempre hasta arriba de compradores y vendedores.

Aparte del bazar en si hay algunos edificios religiosos en esta zona como la catedral del Sagrado Rosario (no me encontré a nadie dentro, como en la mayoría de las iglesias católicas). Los locales aprovechaban la entrada para instalar sus puestos. Pensarian que sino practicaban esta religión para algo tenía que servir sus pórticos y que mejor que para montar el mercado.

También había alguna mezquita con bastantes feligreses. En estas no entré porque no se veía a ningún turista merodeando y no me apetecía mucho.

Además había alguna que otra sinagoga, pero estas estaban prácticamente abandonadas y los puestos de los comerciantes tapaban sus entradas. Al parecer quedan bastantes pocos judios en la ciudad.

Hay también un antiguo chinatown del que alguna cosa queda, pero ya es una zona en la que está todo bastante deteriorado y las calles y el ambiente no es muy bueno, aunque realmente peligrosa no es la zona.

Paseando por esta zona y tratando de encontrar los sitios (a veces era bastante difícil ya que alguno no está indicado y muchas de las calles tampoco tienen carteles o si los tienen están en indú) llegó la hora de comer así que me acerqué en metro al centro comercial al lado del hotel en el que me quedé ya que allí sabía que iba a encontrar el menú que me gustaba. Después de nuevo cogí el metro y hasta la estación mas cercana del puente de Howrah para en un buen rato acercarme a la estación.

Llegué pronto así que hice un pequeño tour por la misma. Conté hasta 20 andenes en dos partes. Es como si fuera un aeropuerto con dos terminales, una cosa un poco rara. Lo del aeropuerto lo digo como ejemplo ya que la estación es bastante deprimente con mendigos pululando por allí aunque tampoco son muy molestos la verdad.

Compré dos pizzas para comer y una vez sabía el andén del tren saqué la maleta del guardaequipajes y a buscar el vagón. Una vez vi mi nombre en la lista subí y vi que aunque en principio iba a ir con otras tres personas no había nadie y parecía que iba a viajar solo. Pues al final no fue así ya que poco después se subió una pareja con un hijo pequeño, aunque yo ya me había aposentado en una de las literas de abajo y allí me quedé, aunque como era de noche no se podía ver nada.

El nombre del tren es Amristar Mail y su número el 13005, recorríamos 760 kilómetros entre las 19:10 y las 09:12 del día siguiente. El billete me costó unos 31,00 €.

El marido del matrimonio era bastante hablador y me preguntó bastantes cosas del viaje que estaba haciendo y de otros asuntos. Parecía que hablaba bastante bien inglés y con mis escasos conocimientos nos fuimos entendiendo mas o menos.

Y con esto llegó el día siguiente y mi última parada en India que era la ciudad de Benarés (aquí se dice Varanasi).

El tren llegó a la estación de Benares con algo de retraso lo cual no me importó ya que la hora oficial era bastante temprana. Salí de la estación escoltado por una legión de conductores y me dirigí hasta el puesto de taxis de prepago, aunque luego pensé que un autorickshaw hubiera hecho el mismo servicio y hubiera resultado mas barato.

La zona del hotel en donde me quedo no está cerca de la estación de trenes y se tarda un buen rato en llegar aparte de que la conducción en Benares es de lo peor que he visto en la India, quizás pueda parecerse a la de Kathmandu. Todo un caos de vehículos de todo tipo por unas calles llenas de baches. En Benarés podría decirse que las aceras apenas existían.

En recorrer unos 6 Km. se tardó casi media hora. Había algunas zonas en las que se iba mas rápido y otras mas céntricas en las que se pillaba mas tráfico. Aparte de los habituales vehículos a motor recordar que las carreteras se comparten con personas, vacas y caballos tirando de carros, vacas sueltes vagando libremente y en este caso había un nuevo especimen de animal muy habitual como eran los búfalos, un bicho parecida a las vacas pero negro entero y con unos cuernos retorcidos y pegados a la cabeza (solían ir en manadas de unos cuantos).

El hotel se llama Rahul guest house, y es un edificio de 3 plantas abiertas con un patio interior y las habitaciones son como una especie de apartamentos aunque sin dejar de ser una habitación. Tanto la habitación como en baño está bien, pero está poco iluminado y solamente tiene una ventana por la que no entra mucha luz. La cerradura se tranca con un candado. Lo que mas sentí es que la pedí con ventilador en vez de con aire acondicionado y estos días en Benarés estaba haciendo bastante calor y la única noche que pasé allí realmente pasé mucho calor aún con el ventilador a tope, aunque al final este lo que hace es solo mover el aire. En Jaipur me bastó con el ventilador, pero aquí no. Además no podía abrir la ventana por si entraban mosquitos dado que el hotel estaba cerca de Ganges.

El que estuviera lejos de la mayoría de los lugares a visitar hacía que tuvieras que coger rickshaw, aunque al día siguiente lo pasé viendo algunos templos bastante cercanos a donde me quedaba.

Debía ser un hotel familiar y vivían también allí porque se veían pulular gente de todas las edades que no estaba hospedada. Realmente hospedados no debía haber muchos, yo solamente vi un chico y una chica japoneses.

Había Internet WiFi, aunque por la noche lo apagaban, y el desayuno estaba incluido. El coste fue de unos 19 € por una noche.

Ya con los días me encontraba cansado de todo el trote del viaje y aunque dormía bastante el cansancio continuaba. Me eché un rato y ya salí para coger un rickshaw para empezar a ver cosas.

En esto veo que el chico japonés se monta en uno y me dice de acercarnos juntos a la zona de los gaths (estos son las explanadas o gradas al lado del Ganges en donde se hacen muchas de las ceremonias por las que es conocido Benarés). Hicimos buenas migas y al final estuvimos ese día y el siguiente viendo la ciudad juntos, con lo que nos ahorramos bastante en rickshaw ya que los viajes eran compartidos. El chico se llama Motoshima pero le llamaba Moto que es mas fácil. Nos íbamos entendiendo mas bien que mal en inglés, que el parecía que dominaba bien. Tenía 21 años y me contaba que llevaba una semana por la India y había estado en Delhi y Jaipur, y que después se iba para Agra en tren vía Delhi. Además iba a Delhi en el mismo tren que el mio que cogía a finales de la tarde del día siguiente.

Era bastante simpático pero lo malo que tenía es que entraba al trapo de bastante de los que continuamente te iban ofreciendo cosas o solamente querían hablar contigo, aunque esto último no era lo mas habitual ya que al final la mayoría lo que querían es que les dieras dinero a cambio de que les hicieras una foto o que te indicaran el camino a algún sitio. Y tengo que decir que Benarés se lleva la palma en cuanto a pesados que te están todo el día dando la vara. Yo no entro al trapo de ninguno. Bueno, es una opción un poco radical y quizás en ocasiones no la mejor pero es la que tengo. He de decir que en ocasiones si que alguien nos ayudaba gratis. Como buen japonés hacía muchas fotos, pero lo que mas le gustaba era fotografiar a los lugareños y sobre todo a los niños. Llevaba siempre un puñado de "caramelos japoneses" como les llamaba y cuando quería sacar una foto a alguien le daba un caramelo y foto al canto.

Después de describiros un poco al amigo japonés que me eché os comento que es lo que vimos ese día.

Primero fuimos a la zona de los gaths del casco antiguo de Benarés. Gaths hay bastantes, que se extienden a lo largo de la orilla del Ganges, pero los que se visitan son unos cuantos, ya que por lo demás dar con ellos es difícil ya que la franja del río que da a los gaths por detrás está lleno de un laberinto de pequeñas callejuelas por las que solamente pueden pasar personas, motos y vacas o búfalos.

También aproveché para cambiar los últimos 50 € que pretendía gastar en el viaje aunque me timaron un poco ya que era un cambista de la calle y el cambio era muy malo, pero bueno, realmente me hacia falta cambiar y no encontraba mas sitios. También resultaba que solamente me quedaban billetes de 500 INR y aquí esto es bastante difícil de cambiar ya que se suelen manejar con billetes de 100 y en la mayoría de los sitios de poca monta al comprar algo o no tienen cambio o aunque lo tengan te dicen que no lo tienen.

El Ganges en esta época del monzón baja bastante crecido, pero creo que en otras épocas es posible recorrer los gaths por la orilla, pero ahora solo es posible verlos en barca navegando o localizándolos por los callejones.

El primero que vimos y el mas animado es el Dasaswamedh gath, que estaba hasta arriba de gente haciendo diferentes rituales. Este es el mas conocido. La entrada está vigilada y tiene un arco detector incluso como los de los aeropuertos. Pero esto en India no es raro ya que los hay por todos los sitios, en las estaciones de tren, metro y en muchos templos.

Después tocó otro de los mas conocidos y famosos, el Manikarnia gath que es en donde incineran a los muertos. Bueno, este es el mas impresionante y no solamente el gath en si, ya que según te vas acercando se ven por los laberintos de callejuelas las procesiones fúnebres que llevan al muerto sobre una camilla de bambú y cubierto de una tela naranja bastante llamativa. El muerto lo llevan entre unos 6 y depués van los familiares detrás. Pasan siempre a un ritmo rápido, no van lentos, y van recitando algún tipo de oración como nuestro rosario que la va marcando uno de ellos.

La zona del gath en si tiene varias partes. Hay algunos edificios en los que se hospedan los familiares del difunto para la ceremonia. Después hay otra zona llena de montones de madera para la incineración. Y la otra zona es en la que se incineran los muertos. Había también barcas cargadas con madera como para incinerar a los muertos navegando por ella en el río,pero yo no vi nunca nadie que lo hiciera así.

Uno de los que trabajaba en la preparación de todo esto nos condujo hasta la azotea de un edificio en la que se veía todo bastante bien, las pilas de madera, los hospedajes y lo mas impresionante las piras en las que siempre había alguna incineración. Se veían unos cuantos cadáveres ardiendo, aunque se estaba lo bastante lejos como para no sentirse mal. De hecho a los que estábamos allí no nos dio ningún reparo verlo.

Los cuerpos los echan a la pira con las telas en las que vienen y así se van consumiendo. Al parecer se necesita un tiempo concreto para cada incineración.

En un gath cercano pudimos ver una manada de búfalos retozando en el río y a su lado la gente tan tranquila sumergiéndose para sus rituales. El agua es una especie de color chocolate, aunque realmente no se si sería por lo turbio que bajaba de las lluvias mas que por la actividad desarrollada a las orillas a su paso por la ciudad.

Uno de los rituales que mas se hacían era simplemente sumergirse por completo varias veces en el río.

Después ya nos pusimos a buscar un sitio para comer y al final fue un restaurante japonés que encontramos en una de las callejuelas. Comer la verdad no comí muy bien pues entre que no entendía mucho la carta y que aunque la hubiera entendido creo que no me hubiera gustado mucho, al final me sirvieron una especie de sopa de fideos con trozos de huevo duro y alguna cosa mas que no supe identificar. Mal que bien me comí la mitad. Lo bueno es que no fue muy caro y me dí por contento. Moto si que comió a gusto.

Por la tarde visita a algún que otro gath menos conocido y en uno de ellos contratamos una barca para darnos un paseo entre algunos de los gaths. Después de regatear un rato no salió caro. En la barca aparte de nosotros dos iban otros cuatro, seis en total, uno remaba, otro controlaba la barca y otros dos hacían de contrapeso y de cuando en cuando hablábamos algo con ellos (aquí en India la mayoría de la gente aunque no tenga mucha cultura -como los conductores de rickshaws- sabe hablar un poquito de inglés).

Hay gaths en buen estado y otros en un estado lamentable. Los hay bastante largos y otros son estrechos y empinados, unos están llenos de gente y otros vacíos. La verdad es que un paseo en barco te abría una nueva perspectiva de los gaths.

Después de esto a callejear por alguno de los mercados de la zona antigua llenos de baratijas y dado que anochecía pronto nos acercamos al hotel ya que cerca había uno de los gaths mas conocidos.

Antes de nada comentaros que en la ciudad hay un templo muy famoso y de gran devoción llamado de Vishwanath que es uno de los sitios mas protegidos que he visto pues al parecer de cuando en cuando hay revueltas. Ese día no pudimos entrar ya que había una cola de gente para entrar kilométrica, y no lo digo en sentido figurado sino real, ya que la cola serpenteaba por el laberinto de callejuelas mas de un kilómetro. Al final entramos al día siguiente.

Ya caída la noche fuimos andando al Assi gath, que es el gath importante mas alejado. Había bastante gente pululando por allí pero mas en plan de charlar que de rituales, ya que esta zona está bastante cuidada y se presta a ello. No obstante, alguno que otro se daba un chapuzón en el río.

Pudimos también ver una pequeña y sencilla ceremonia que se celebra en bastantes de los gaths a la misma hora.

Después de esto a cenar al hotel que tenía en la planta alta un sencillo restaurante con vistas al río.

Seguidamente a la habitación para preparar algunas cosas del siguiente destino de vuelta a Delhi y a dormir.

En el hotel están de reformas en unas cuantas habitaciones y se les ve trajinar todo el día por allí con cemento, pavimentos y demás. El estilo de trabajo es tipo indio, todo poco a poco y trabajando con pocas herramientas. Parece ser que les va bien el asunto a los del hotel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario