sábado, 1 de septiembre de 2012

Segundo día de visita a Bombay y viaje hacia Calcuta

Al día siguiente tenía libre hasta finales de la tarde en que tendría que montarme de nuevo en el tren para emprender un largo viaje atravesando la India de oeste a este de un mar a otro.

Después de desayunar hice el checkout en el hotel y cogí un taxi hasta la estación de trenes en la que iba a dejar la maleta grande. Por suerte el taxista me cobro lo justo. El procedimiento para dejar la malata es algo complicado, primero en la taquilla te dan una pegatina con la que sellan el candado que la cierra y después tienes que pasarla por un escaner de seguridad que hay a la entrada de la estación para pasar todos los bultos que entran en la misma. Allí te ponen un sello que está escaneada y luego ya la llevas a la taquilla en que la colocan en una estantería y te dan un resguardo. La taquilla parecía bastante segura, se veían bastantes maletas buenas. Este procedimiento creo que lo voy a tener que realizar en otras dos ocasiones mas.

Me quedé con la mochila pequeña y la de bandolera y ya me fui a coger otro taxi para ver otra zona en la que los monumentos estaban mas desperdigados y no me iba a dar tiempo de ver tantos pero si de andar bastante ya que prestando un poco de atención te podías orienta bien. La zona por donde estuve este día ya está cerca del mar.

Lo primero que hice fue ir a ver el templo de Mahalaxmi, que es la diosa de la riqueza. No se si es que porque era domingo pero el templo estaba a tope y parecía que tenía un gran fervor entre los fieles ya que había un tumulto bastante importante y hacían grupos para entrar por la gente que había. Además hacía un calor que sudabas a chorros. El templo se situaba en una pequeña colinita y se accedía en dos filas, una para hombres y otra para mujeres. Para entrar había que descalzarse, o en calcetines o descalzo. Había unos que se dedicaban a guardar los zapatos de la gente, te daban unas fichas de colores para identificarlos. Otros optaban por dejarlos en cualquier sitio y después cogerlos a la salida. La mayoría de los hindues van con chanclas o similares.

Después la cola va avanzando poco a poco ya que se va entrando por grupos. En las inmediaciones del templo hay puesto en los que se compran flores u otras cosas que no he sabido identificar para las ofrendas a la diosa, que como muchas de la india suelen ser bastantes feas porque o tienen trompa o tropecientos brazos. Esta era de las de trompa cual elefante.

Una vez en el templo se sigue un recorrido fijo controlado por unos tipos que meten prisa a la gente pues cuando se llega delante de la imagen de la diosa en cuestión se la dan las ofrendas, se la reza una oración y se hacen algún que otro ritual que no se muy bien describiros ya que no fijé mucho pues ya me quería marchar del agobio de toda la gente. Una vez fuera del templo, la gente está sentada y ya se está mejor sin tanto agobio. La verdad es que fue una experiencia interesante, aunque no saqué fotos ya que daba un poco de cosa aparte de que no vi ni un solo extranjero.

La siguiente parada era una mezquita cerca de allí que está metida en el mar y se accede por una pasarela que cuando sube la marea deja aislada a la mezquita. La construcción en si no destaca mucho, pero para los fieles tiene gran significado ya que allí reposan los restos de un salto musulman. Como había también bastante gente decidí solamente verla desde lejos ya que con la visita al templo anterior ya había tenido bastante y este me daba que iba a ser similar. Quizás si no hubiera sido domingo estaría la zona mas despejada.

Para la siguiente parada había que andar bastante rato. Aunque la zona era buena no vi mas que hindues por el camino, ningún extranjero que se hubiera perdido por allí...

Se trataba de un gran lavadero al aire libre, el mas grande de la ciudad, con mas de 1000 pilas para lavar. Yo lo vi desde lo alto de un puente y se veían bastantes pilas y ropa secando. Había también unos cuantos camiones de empresas de limpiezas, al parecer así es como se lava la ropa aquí, no en lavanderías industriales.

La última parada era una zona en la que había un museo de la ciudad y un parque, pero yo solo me acerqué hasta la entrada ya que era tarde y me volví, pues ya con las vistas por las calles hasta allí ya me había parecido bastante.

Se acercaba la hora de comer y cogí otro taxi para comer algo y dar una vuelta por el frente marítimo. Comí una pizza en un restaurante que ya debía ser de nivel pues era tipo europeo, con aire acondicionado y guarda de seguridad, como en casi todos los sitios de nivel, no tiene porque ser una joyería.

En esta zona hay una playa llamada Chowpatty, pero la gente no toma el sol, solamente de da un pequeño baño en el mar que esta bastante caliente y da bastante gusto meterse, no como en el cantábrico aunque sea pleno verano.

Hay una zona de la playa en la que hay chabolas.

Después recorrí bastante parte del frente marítimo y me gustó mucho la zona ya que pasea mucha gente por ella (también era domingo) y desde aquí se puede ver bien el skyline de la ciudad con varias zonas de edificios altos y algunos mas en construcción.

Una vez acabada la playa lo que sigue son varios kilómetros de paseo marítimo con rompeolas. Desde aquí casi no se ven barcos, pero el primer día desde la zona de la puerta de la India si que se veían unos cuantos mercantes.

Para amenizar la tarde cayó un pequeño chaparrón.

Había una zona en la que se acababa el paseo y allí ya dí por finalizada la visita a Bombay y regresé andando hasta la estación de trenes de Victoria que era en donde iba a tomar el tren.

Una vez en la estación, esperé un poco ya que era aún pronto y luego compré algunas cosas (aunque al final demasiadas) para el viaje ya que sabía que la comida no entraba. Hice acopio de unas cuantas botellas de agua y pedí que me prepararan 4 pizzas y un sandwich, aunque el chico se lió y me preparó 4 sandwichs y solo me cobró uno. Le dí bastante trabajo y me preguntó si era para comer en el tren y se debía pensar que eramos 4.

El viaje hasta Calcuta era de 1968 Km, se paraba en 43 estaciones y me costó unos 57 €. El nombre del tren es Howrah Mail 12809. Me fui acercando a la cabeza del tren en donde ya localicé mi vagón y el listado de la cabina en donde iba. Mala suerte porque me tocón con otros tres, un matrimonio de señores mayores (ella con algún problema en una pierna y tenía que ir en muletas) y su hijo, así que tuve que ir otra vez en la litera de arriba. Lo sentía sobre todo por el día siguiente que no iba a ver un pimiento del paisaje. El tren salía a las 20:35 y en teoría tendría que llegar a Calcuta a las 5:50 de la mañana del día de pasado mañana (se hacían dos noches en el tren).

El vagón como las anteriores ocasiones estaba al lado de uno de la clase mas básica, la segunda, que es la que coje la mayoría de los locales y se ven unas colas bastante largas para entrar.

Después de colocar todos los bártulos en la parte de arriba como la vez anterior a cenar una pizza y a dormir, que como ese día había andado bastante lo hice bien.

El día siguiente fue bastante aburrido ya que apenas pude ver nada. De vez en cuando bajaba de la litera y me daba un paseo por el pasillo y entraba en una cabina de al lado que no había nadie y me pasaba un rato mirando por la ventana. De lo poco que pude ver tengo que decir que el paisaje era verde.

Tratando de pasar el tiempo leyendo algo de la guía que llegaba y alguna cosa que se me ocurría para pasar el tiempo (por ejemplo, ver la peli Salvar al soldado Ryan sin voz....pero menos es nada) llegó la tarde y se marcharon los tres que había. Cuando el tren paraba en alguna estación se podía bajar un poco a estirar las piernas (entre 2 y 20 minutos). Me las prometía muy felices ya que en el listado no se indicaba que iría a subir nadie mas hasta Calcuta pero todo quedó en agua de borrajas cuando en la misma estación subió un señor que ocupó una litera de las de abajo y en otra estación ya mas tarde un chico ocupó la otra. Y yo arriba aburrido como una ostra. Bueno, llegó la hora de cenar y a dormir, pero con la alarma del reloj puesta a las 5 y poco de la mañana para estar al loro de cuando llegáramos a Calcuta, aunque el tren paraba definitivamente en esta estación. De cuando en cuando el tren hacía paradas bastante largas de tiempo en medio de la vía. Debía ser para dejar pasar otros trenes o no se porque otra razón, así que quizás íbamos a llegar las tarde de lo que estaba previsto, que para mi era mejor ya que sino iba a tener que esperar en la estación sentado hasta que fuera una hora mas prudencial para coger un taxi hasta el hotel.

Durante el trayecto te iban preguntando si querías algo para comer o cenar y yo no cogí nada ya que ya había comprado suficiente. De cuando en cuando pasaban vendedores de bebidas y el de la bebida nacional, el chai (te), que se sirve desde una especie de barril con un grifo en la parte inferior y que lleva el vendedor colgado encima. Este es el que mas paseos se da a lo largo del viaje. Va pregonando: ¡chai caliente, chai caliente!. Yo por cierto no lo he probado aún....

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